Como ya te conté en el post anterior, estas pasadas vacaciones las hemos dedicado a conocer gran parte de la Costa Brava, la costa de la provincia de Girona, en Cataluña.
Ésta era una zona completamente desconocida para nosotros, nunca (hasta este mes pasado) nos habíamos planteado seriamente visitarla así que íbamos un poco a ciegas y desconfiados.
No sabíamos si volveríamos completamente enamorados de todo aquello o si nada más llegar estaríamos deseando volver para el Cantábrico.
Al final el viaje no defraudó, así que hoy vengo a hacer un pequeño resumen de los lugares imprescindibles que visitar en la Costa Brava, aquellos lugares que recomendaría una y mil veces y a los que volvería sin dudarlo…
Así que ordenados de sur a norte, ¡aquí van!
1. Calella de Palafrugell
Un pequeño pueblo marinero ideal para darse un chapuzón. De aguas limpias, cristalinas y tranquilas (al menos cuando fuimos nosotros), el pueblo cuenta con varias calas donde poder hacer un poco de snorkel o simplemente relajarte durante un rato.
El único inconveniente es que las calas son bastante pequeñas, así que salvo que no te importe tener al de al lado a medio metro, no es un lugar para pasar demasiado tiempo.
2. Far de Sant Sebastià
Entre Callela de Palafrugell y Tamariu (lugar del que os hablaré un poco más abajo) se encuentra el faro de Sant Sebastià, que aunque no se puede acceder a él, es un sitio muy bonito ya que desde su mirador podremos contemplar la costa que abarca desde Llafranc hasta Calella de Palafrugell.
3. Tamariu y Sa Tuna
Al principio Tamariu me había parecido un pueblo como otro cualquiera, muy parecido a Calella de Palafrugell… pero sin embargo, el destino hizo que nos pusiésemos a caminar y terminásemos en la punta oeste de esta pequeña cala.
Allí, pudimos comprobar que Tamariu es mucho más que aquello que se ve al entrar al pueblo, que hay calas preciosas escondidas a los ojos de la mayoría de turistas y que con caminar un poco puedes encontrar la más pura esencia de la Costa Brava.
En cambio, Sa Tuna nos maravilló nada más comenzamos a descender la sinuosa carretera de acceso al pueblo. Una carretera muy parecida a las de la sierra de Tramuntana que hizo que recordásemos con nostalgia aquel viaje del que te hablé en los posts sobre nuestro viaje a Mallorca.
Sa Tuna es otro pueblecito pesquero de casas blancas y balcones coloridos enclavado en una pequeña (y concurrida) cala. Allí el mar estaba bastante revuelto y no invitaba al baño, así que aprovechamos para descansar un poco en una terraza y degustar un pescado riquísimo en el restaurante ‘Es Furió’.
4. Pals (y los pueblos medievales)
La villa medieval de Pals, en el Baix Empurdà, nos encantó. Estos pueblos de casas de piedra y calles adoquinadas enamoran a cualquiera y con Pals no podía ser de otra manera.
Además, allí hay montones de tiendas de productos típicos en las que no os podréis resistir a entrar. Por allí cerca hay otros pueblos de origen medieval como puede ser Peratallada.
5. Ruinas de Ampurias
Las ruinas de Ampurias son unas de las ruinas griegas más antiguas e importantes de la península. Pertenecen a una colonia griega fundada con fines comerciales allá por el año 575 a.C.
Aunque parezca extraño, además del asentamiento griego, también existe otro romano un poco más al norte, que data del año 100 a.C. Resulta difícil imaginar a griegos y romanos conviviendo en paz, ¿verdad?
6. Playa de Sant Pere Pescador
Para mi Sant Pere Pescador fue la playa más bonita de las que vimos durante esos días (será porque la vi a primera y última hora de la mañana, cuando ya la gente había desaparecido), de arena fina y limpia, aguas cristalinas y por suerte, las veces que nos bañamos nosotros, tranquilas. Mide alrededor de 6 km de largo, ¡una barbaridad!
Es una auténtica maravilla bañarte con vistas al Cap de Creus y a toda la bahía…
7. Cadaqués
¿Quién no ha oído hablar alguna vez sobre este pueblo precioso del Alt Empurdà?
Cuna del carismático pintor surrealista Salvador Dalí, Cadaqués es un pueblo típicamente mediterráneo. Con sus casitas blancas y esa luz tan especial del atardecer ha conseguido enamorar a una y cada una de las personas que por allí han pasado.
8. Vistas desde el Monasterio de Sant Pere de Rodes
La carretera de acceso al Monasterio de Sant Pere de Rodes no tiene desperdicio… aunque quizás quienes sufran miedo a las alturas mejor deberían abstenerse, ¡porque la sensación de altura, a 520 metros sobre el nivel del mar es increíble! Es impresionante verte tan cerca y a la vez tan por encima del agua…
Sé que a esta lista de lugares imprescindibles que visitar en la Costa Brava podríamos haber añadido muchos otros que hubieran merecido también un alto en el camino en nuestra ruta, como Girona, Tossa de Mar o el ‘Camí de Ronda’ que bordea la costa recorriendo las calas más inaccesibles como Cala Estreta, S’alguer o Cala Corb…
Pero como todo no puede ser, ¡esto nos lo reservaremos para un próximo viaje!