El entusiasmo es, para mí, un sentimiento contagioso. Ver cómo alguien hace algo con pasión me carga las pilas a tope y me hace querer vivir esa sensación en mi propia piel. ¿A ti también te pasa? Es energía en vena.
A Carmen, propietaria de Villandás Rural, la emoción por lo que supone el trabajo en sus alojamientos turísticos y la vida rural se le nota a leguas. La transmite con cada palabra pausada y con cada gesto amable que tiene hacia sus huéspedes. Y es precisamente ese entusiasmo comedido y sincero lo que la convierte en una anfitriona excepcional.
Alojarse en sus casinas es un placer para los sentidos (sobre todo para la vista, el olfato y el oído), pero es que conversar con ella es un gusto, ¡y escucharla hablar de sus plantas más aún! Si cabe…
¿Buscas un lugar especial, en plena montaña, y alejado de las principales zonas turísticas para alojarte en Asturias? Estoy segura de que Villandás Rural es tu sitio.
Dormir en Asturias: Alojamientos Villandás Rural
Villandás es un pueblín de la montaña del concejo de Grado. Está ubicado en la zona centro de Asturias, a alrededor de 420 metros de altitud, y cuenta con aproximadamente 20 habitantes.
Allí se encuentra Villandás Rural, un complejo turístico compuesto por dos preciosas y acogedoras casas (Pisón de Fondón y Magnolia) y concebido bajo unos profundos principios de sostenibilidad, respeto por el medioambiente y amor a la naturaleza.
Por ejemplo, para la reconstrucción de las casas se utilizaron materiales naturales y ecológicos (piedra, madera, revestimientos de cal, tintes, etc.), y reutilizaron diferentes elementos decorativos. Además, para el mantenimiento de su maravilloso jardín y huerto solo usan productos biológicos y hacen compost con los sobrantes de las siegas y podas.
¿Cuándo y cómo nace el sueño?
Villandás Rural nace del sueño de unos padres que anhelaban un rincón en el mundo donde sus hijos pudieran crecer libres, en contacto con la naturaleza y alejados del bullicio de la ciudad.
Según me cuenta Carmen, Villandás le cautivó desde el primer momento. La tranquilidad que allí se respira, en pleno campo asturiano, era justo lo que buscaban. Así que no tardaron en comprar y restaurar una antigua casa y convertirla de esa forma en su nuevo hogar.
Pronto se sumaría a este nuevo proyecto de vida el Pisón de Fondón, la primera de las dos casas que forman Villandás Rural, ideada para compartir este pequeño rincón asturiano con quienes quisieran descubrir esta otra cara más desconocida de la Asturias rural.
Tras un par de años en Reino Unido, Carmen regresó a Villandás. De inmediato le invadieron nuevas inquietudes que reforzaron claramente su concepto de alojamiento rural: la reforma de una nueva casa, a la que llamaría Magnolia, y la creación de un precioso jardín de inspiración inglesa donde dar rienda suelta a su profunda pasión por la jardinería.
“Me encanta viajar pero me gusta mucho también estar aquí, tener mis huéspedes… Es como la sensación de que estás aislado pero que el mundo viene a verte.”
Carmen

Pisón de Fondón
El Pisón de Fondón es la Casa de Aldea con la que se inició el proyecto de Villandás Rural, allá por el año 2000.
Se trata de un alojamiento con capacidad para cuatro personas, tiene dos pisos, un gran patio y está decorado con mucho esmero, cariño e ilusión, prestando atención a cada pequeño detalle.
Algo que me pareció especialmente particular y que hace este espacio aún más auténtico es que incluso los vecinos colaboraron en la creación de la casa, aportando no solo muebles y otros objetos, sino también vida e historias.
* El precio es de entre 90 y 120€ por noche.
“Antiguamente había sido un pajar, y antes un pisón, que es una especie de molino para quitar la primera cáscara al grano de escanda, cereal que se cultivaba aquí mismo. Todas las casas tenían horno para hacer el pan (la mía todavía lo tiene) y había muchos molinos cerca del río.”
Carmen

Magnolia
Magnolia es la segunda de las casas que se incorporó a Villandás Rural. Tiene capacidad para dos personas (más cama supletoria) y está dividida en dos pisos.
Es coqueta, y está decorada con un toque british muy sutil que encaja a la perfección con los elementos rústicos asturianos que hay repartidos por las diferentes estancias.
Carmen y Jason tuvieron un gusto exquisito para rediseñar este antiguo pajar y decorar la casa, conservando incluso algunas de las paredes de piedra y reconstruyendo toda la estructura con madera.
Nada más entrar al recibidor nos da la bienvenida un precioso suelo de baldosas hidráulicas. A la derecha, la habitación, decorada con esmero y presidida por una bañera de patas de hierro fundido.

Los muebles restaurados tienen también un gran protagonismo en este espacio, ¡y la cama es comodísima! Además, por la noche no se escucha ni un solo ruido así que el descanso está asegurado.
La ducha está justo detrás de la bañera, y a parte se encuentran el lavabo y el váter, comunicados mediante otra puerta también con el recibidor.

Al piso superior se sube por una escalera de madera con pasamanos de forja que nos conduce hacia una singular vidriera diseñada por Jason. De hecho, a algunas horas del día, los colores del vitral se proyectan en la escalera tiñéndola de fucsia y verde.
Esta planta, que integra cocina, comedor y salón, es un espacio abierto, muy luminoso y con techos de vigas de madera. Entre medias, una estufa de hierro que hará aún más especiales y agradables las noches invernales.
Los hórreos y los montes que se ven desde el gran ventanal que cubre una de las paredes se podrían considerar también elementos decorativos, ya que todo se integra a la perfección.
* El precio es de entre 90 y 120€ por noche.





El jardín
El jardín es uno de los mayores encantos de Villandás Rural. Hay infinidad de plantas, árboles, arbustos y flores de decenas (y puede que me quede corta) de especies diferentes.
No me extraña que su cuidado le suponga a Carmen gran parte de su jornada. Pero sarna con gusto no pica, ¿no? Y se nota que a cada magnolio, peonía, dalia, anémona, tulipán, lechuga, romero, etc. le ha dedicado todo su esfuerzo, pero también su cariño y pasión para que luzcan así de espectaculares.


















Un punto a favor para los que nos gusta tener una cierta intimidad cuando viajamos, es que hay dos jardines separados (uno para cada casa), así que podrás disfrutar en solitario de tu pequeña parcela de paraíso.
Además, en las casas hay dos tumbonas disponibles para sacarlas al jardín y espanzurrarte en ellas si te apetece mientras disfrutas de la banda sonora de Villandás: el canto de los pájaros, el zumbido de los insectos, los cencerros vacas, el motor de los tractores y las voces de los vecinos charlando.

¿Qué hacer cerca de Villandás Rural?
Villandás es un pueblo muy chiquitín, así que no hay “grandes” actividades para hacer. Sin embargo ahí reside la magia ya que es guapo por naturaleza propia.
Es imprescindible darse una vuelta por sus caminos, subir a la parte alta y contemplar los diferentes ejemplos de arquitectura tradicional que esconde.
Y no te olvides de saludar a los vecinos. No solo por educación, sino porque son puro ejemplo de amabilidad con quienes “invadimos” su casa por unos días. ¡Qué menos! Al fin y al cabo ellos son los mejores embajadores y conocedores de su pueblo.

También te puedes acercar dando un paseo hasta la pequeña capilla de San Esteban, que está junto al río, o subir caminando por la carretera que va hacia Santianes para tener una perspectiva muy chula de todo el pueblo.
Igualmente, en Villandás Rural hay varios mapas hechos por Carmen con diferentes paseos y rutas para hacer por la zona, así como información sobre qué visitar, dónde comer y comercios interesantes donde comprar en los pueblos cercanos.


Yo te recomiendo fervientemente que te pases por la panadería Las Cruces, en Las Cruces, y pruebes (al menos) su pan de escanda, porque está requetebueno. Abren de miércoles a domingo de 14:00 a 21:00.
Desde allí puedes recorrer en coche la carretera panorámica que va hasta el Alto de La Corredoria por el Camín Real de La Mesa y que cruza el coqueto pueblo de Dolia. Es un paseo con unas vistas impresionantes.
Otros pequeños pueblos relativamente cercanos que también se merecen una visita son Bárzana, Santianes (donde hay una panera enorme, ¡17 metros de largo!), Ondes y San Martín de Ondes, todos ellos con numerosas muestras de arquitectura tradicional asturiana (sobre todo hórreos).
Algunas visitas más típicas pero muy recomendables también son: Belmonte de Miranda, el Parque Natural de Somiedo, los Puertos de Marabio y la Senda del Oso.

¿Cómo llegar a Villandás Rural?
Como ya te conté antes, Villandás pertenece al concejo de Grado. Sin embargo, se encuentra hacia el sur, en un punto estratégico muy cercano a los concejos de Belmonte de Miranda, Yernes y Tameza, Teverga, Proaza y Somiedo.
Está a escasos 50 minutos en coche de Oviedo, a 1 hora 15 minutos de Luarca y a 1 hora 50 minutos de Llanes (por ponerte algunos ejemplos). Desde Grado son 30 minutos, y desde Belmonte de Miranda 35 minutos.
Para llegar a Villandás desde Grado hay que seguir la carretera AS-311 dirección Tameza, y a 8 kilómetros (en San Pedro) tomar el desvío a la derecha por la GR-4 dirección Restiello (o Alojamientos de Turismo Rural) para a 9 kilómetros girar a la izquierda por el desvío hacia Villandás (importante no desviarse antes hacia Santa María de Villandás).
Desde la carretera AS-227, antes de llegar a Belmonte y justo después de pasar Albariza, hay que torcer a la izquierda hacia Las Cruces/Dolia/Corias/El Faéu/Meruxa. En el caso de ir desde Belmonte, el trayecto sería el mismo, pero en este caso a alrededor de 2 kilómetros y girando a la derecha.
Te prometo que pocos sitios hay en Asturias tan buenos para recargar pilas, física y mentalmente, como Villandás Rural. La calma se respira en cada habitación, en cada planta, en cada camino…
Así que si buscas hacer un pequeño retiro en un entorno rural y bucólico, solo o acompañado, en pareja o en familia, apúntatelo como posible destino, porque te va a encantar.
¡Ah! Y no te olvides de contarme qué tal si te pasas por allí.