Se supone que el verano está para ir a la playa, para tomar el sol, para salir a pasear y disfrutar de atardeceres agradables mientras tomas algo con tus amigos, ¡pero sólo se supone!
Por Asturias llevamos días “disfrutando” de lo que se conoce como ‘niebla de advección’ (a nosotros nos gusta más llamarlo ‘menudo asco de tiempo’), una niebla que se forma cuando corrientes de aire caliente pasan rozando el mar, todavía frío por las bajas temperaturas que ha habido hasta hace un par de semanas, y que hacen que el aire se enfríe, que aumente la humedad y así se produzca la condensación (lo que yo os diga, una faena de las grandes).
Pero como aunque el tiempo no acompañe demasiado, en verano hay que mover el culo y salir de casa (al menos si no quieres llegar a septiembre con la sensación de que no has aprovechado los días lo suficiente), la semana pasada decidimos dirigirnos hacia el interior en busca de un poco de sol y de un lugar mágico como son las cascadas de Oneta, en el concejo de Villayón.
Más que una ruta es un paseo muy agradable y sin dificultad alguna. Desde el pueblo de Oneta (donde aparcaremos el coche para ir caminando hasta la cascada) hay aproximadamente 15 minutos, durante los cuales llanearemos un poco (1 kilómetro aproximadamente) por una pista de tierra y descenderemos otro kilómetro más ya por un camino más estrecho.
El acceso a la senda está muy bien indicado con postes que ponen “cascadas de Oneta” y es bastante sencillo, aunque la pendiente del último tramo es algo pronunciada y puede haber resbalones, así que con tener un poco de cuidado (y mil ojos) nos bastará.
Una vez abajo podremos contemplar una cascada con una caída de algo más de 20 metros rodeada por frondosos bosques de alisos, sauces y fresnos.
Aunque el conjuntos de las conocidas como cascadas de Oneta lo forman tres caídas de agua (de la que la ‘Firbia’ o ‘Firvia’ es la primera y más conocida), las otras dos (la Ulloa y la Maseirúa) no se encuentran tan accesibles y no son tan famosas.
Personalmente, yo nunca he estado en las otras dos aunque he intentado llegar en un par de ocasiones.
Hace años la maleza dificultaba mucho el acceso, sin embargo ahora está todo bastante limpio y se ve con facilidad el camino que se supone que conduce hasta ellas (digo se supone porque como he dicho, nunca he bajado hasta ellas).
Basta con seguir el camino que hay más allá del molino unos cuantos metros y encontraremos, a mano izquierda, una pequeñísima senda de tierra oscura y con piedra suelta que desciende con una pendiente bastante pronunciada.
Como ya te he dicho es un lugar mágico y aunque está bastante transitado ahora en verano, época en la que la gente aprovecha para darse un chapuzón (valientes ellos, ¡que el agua tiene que estar congelada!), durante el resto del año es un rincón muy tranquilo donde pasar unas horas disfrutando del sonido del agua y de la paz que se respira.
Las cascadas de Oneta son un lugar imprescindible si decides visitar tanto los concejos de Valdés (de Luarca a Oneta hay 45 minutos), Navia (a 25 minutos) así como cualquier otra parte de la costa occidental de Asturias. Seguro que te impresionará, ¿te animas?
¿Has estado alguna vez en las cascadas de Oneta?
¿Qué te han parecido?
PD. Si te apetece seguir conociendo alguna de las cascadas más alucinantes de Asturias échale un vistazo a las entradas ‘Ruta de la Seimeira, una cascada de cuento en Asturias’ y ‘La cascada del Cioyo y la magia del agua’. y ‘La cascada del Nonaya, el secreto escondido del Camino Primitivo a su paso por Salas‘.
8 comentarios
Una joya que hay que preservar. Hacía tiempo que no me sentía tan bien en ningún sitio. Gracias!🙌
Es precioso, ya volveremos <3
Parece un sitio espectacular. Hace mucho tiempo que escuché hablar de estas cascadas pero aun no he sacado tiempo para ir a conocerlas. Pero apunto tu recomendación.
Un saludo
Pues ahora que estamos teniendo buen tiempo no hay excusa, ¡está genial para pasar unas horas disfrutando de la naturaleza más pura!
Precioso lugar!! En momentos como este siento envidia por lo fácil que es coger el coche y conocer tantos rincones increíbles como este!
Lo que está claro es que nunca se está 100% a gusto en el lugar donde se vive, tú echas en falta el poder viajar más en coche y nosotras no dejamos de quejarnos del clima (¡maldita – y bendita a la vez – lluvia!) jeje
cierto!! jejeje