“… y la esperanza, porque la esperanza es el principal combustible de las migraciones de todos los tiempos, como lo son también la fuerza y el esfuerzo. Y la sal, sal de lágrimas, de océano, de sabores atesorados en el alma y en el paladar…” (‘La emigración española en América: historias y lecciones para el futuro’, Mª Ángeles Sallé Alonso)
Es fácil dejarse llevar por la narrativa de los indianos triunfantes. De aquellos que se fueron a América con una mano delante y otra detrás y volvieron años más tarde con los bolsillos rebosantes, dispuestos a erigir lujosas mansiones y a poner parte de su patrimonio a disposición de sus paisanos.
Algunos de manera altruista y otros con la intención de ganarse el reconocimiento del pueblo que les vio nacer, de alardear de su nueva posición social y económica.
Pero se nos suele olvidar que, prácticamente todas las migraciones, incluso las voluntarias, conllevan sufrimiento y sacrificio. Incluso aquellas en las que los emigrantes vuelven a sus hogares de origen nadando en la abundancia y con el futuro asegurado.
Dolor y tristeza por dejar su tierra y su familia atrás, padecimiento por la soledad y dificultad que supone llegar a otro país sin conocer a casi nadie (o a nadie en muchos casos) y tener que labrarte un porvenir.
Se calcula que solo el 3% de los emigrantes que partieron desde Asturias a América cumplió el propósito de labrarse un futuro allí.
Breve historia de la emigración desde Asturias
Tal y como me contó Juan, de la Asociación Navegantes, el primer emigrante asturiano a América, el primer indiano asturiano por así decirlo, que aparece en el Catálogo de Pasajeros a Indias (Archivo General de Indias) fue, en 1512, Gonzalo de Oviedo (natural de Llanera), con el número 1000 de la lista.
Le siguieron, en 1534, Diego de la Ribera y Prada (natural de Oviedo) con el número 3126 y, en 1535, Suero de Tineo (natural de Tineo) junto con Melchor de Avilés (natural de Avilés).
En aquella época, quienes emigraban a América solían ser jóvenes que disponían de los medios suficientes para hacerlo, más por espíritu aventurero que por necesidad. Así que la salida no fue masiva hasta pasados, nada más y nada menos, que 300 años.
Sin embargo, a raíz de la gran crisis de subsistencias que comenzó en 1854 el aumento de las salidas creció enormemente.
Entre 1835 y 1935 salieron de Asturias hacia América más de 330.000 asturianos, la mayoría (270.000) entre 1888 y 1930, y casi todos hombres de entre 15 y 25 años.
El número de mujeres emigrantes fue mínimo. La razón, pues la de siempre: no tener la libertad de decidir por ellas mismas qué hacer, ya que hasta los 21 años no alcanzaban la mayoría de edad. En muchos casos esa mayoría de edad solo suponía el pasar de estar bajo la tutela de un padre a estarlo de un marido, quienes debían darles el consentimiento para emprender el viaje.
Desde 1929 el alto flujo de emigrantes se vio drásticamente interrumpido por la crisis económica internacional, lo que provocaría además el retorno masivo de quienes no habían conseguido su propósito de prosperar en el extranjero.
A estos se les conocía como “indianos de la maleta al agua” porque la maleta se les mojaba en el barco en el trayecto de vuelta, al no tener más que para los billetes más humildes.
A partir de 1963 la tendencia cambió, y la mayoría de quienes emigraban pasaron a ser obreros de todo Asturias que buscaban un hueco en diferentes países de Europa.
La Asociación Navegantes se encarga de conservar la memoria de quienes un día decidieron, o se vieron obligados, a tomar un barco con destino América. Están desarrollando un censo de la emigración de Asturias y Cantabria a América Latina principalmente durante los siglos XIX y XX.
Ruta de La Huella Indiana de Colombres
Como ya te conté en la entrada “Qué ver en Colombres: guía completa para visitar el concejo de Ribadedeva”, el legado indiano de este pueblo del oriente de Asturias llama la atención nada más poner un pie en él.
Numerosas casas indianas colorean la esencia de Colombres y de algunos pueblos cercanos como Bustio, Villanueva y Noriega, creando una estampa señorial y exótica que, si aún nos lo parece a nosotros hoy en día, no me puedo ni imaginar cuánto les impresionó a los habitantes de esta zona rural de Asturias a finales del siglo XIX y principios del XX.
El Conjunto Histórico de Colombres es Bien de Interés Cultural desde 2013 por la singularidad y calidad de su conjunto arquitectónico indiano. Además, la Fundación Princesa de Asturias reconoció a Colombres como Pueblo Ejemplar en 2015 por ese mismo legado.
Aunque es fácil identificarlas, todas las casas de estos indianos triunfadores son diferentes, ya que responden a los gustos particulares de cada propietario, arquitecto y constructor.
Además, cada una de ellas se inspira en diferentes estilos arquitectónicos y decorativos, tanto en su exterior como en el interior de las viviendas: neoclásico, historicista, ecléctico, modernista, regionalista, colonial, todos mezclados…
La tendencia de la emigración en el concejo de Ribadedeva era partir hacia México o Cuba, mientras que por ejemplo, en el Occidente de Asturias el destino más habitual era Argentina.
¿Te apetece saber un poco más de la historia de todas estas casas? Acompáñame por este recorrido por la Ruta de la Huella Indiana de Colombres, ¡un viaje a pie por la historia de la emigración asturiana a América!
1. La Quinta Guadalupe
Dirección: Plaza Manuel Ibañez, s/n (Colombres)
Íñigo Noriega Laso, que había hecho fortuna en México, mandó construir la Quinta Guadalupe en 1906 al arquitecto Valentín Ramón Lavín Casalís.
A esta imponente mansión la apodaban “el elefante blanco” debido a su gran tamaño y a su color, ya que aunque ahora es azul, en aquella época estaba pintada de blanco.
Actualmente es la sede de la Fundación Archivo de Indianos y Museo de la Emigración, y si quieres saber más detalles sobre ella o ver su interior, puedes echarle un vistazo al post El Archivo de Indianos de Colombres, la memoria de la emigración asturiana.
2. La Casona
Dirección: Plaza Manuel Ibáñez y Posada, s/n (Colombres)
La Casona de Íñigo Noriega Mendoza data de 1877 y es la más antigua de todas las casas de indianos que hay en Colombres. Su dueño fue alcalde del pueblo además de uno de sus principales benefactores y tío del ya mencionado Íñigo Noriega Laso.
Es sencilla en su exterior, de estilo clasicista (mezcla de inglés y francés), pero muy lujosa en el interior.
Llaman la atención la altura, la simetría y la sobriedad de los balcones en la fachada principal. Sin embargo, en la parte trasera hay una gran galería que rompe con la austeridad de la parte frontal.
Ésta es la casa familiar del actor Eduardo Noriega, al que aún se le suele ver de vez en cuando por allí.
3. El Ayuntamiento de Ribadedeva
Dirección: Plaza Manuel Ibáñez y Posada, s/n (Colombres)
El arquitecto santanderino Casimiro Pérez de la Riva fue el autor, en 1895 (aunque no se terminó hasta 1901) del edificio del ayuntamiento y de la plaza que lo rodea.
De estilo clasicista y con una amplia arquería en la parte de la entrada, fue un encargo de Manuel Ibáñez Posada (I Conde de Ribadedeva), mecenas de la época y quizás uno de los indianos asturianos más relevantes de todos los tiempos. ¿Por qué? Tendrás que seguir leyendo hasta que hablemos de su casa, Las Raucas, para descubrirlo.
En 1902 el artista Agustín Querol realizó una escultura para homenajearle que se encuentra en el centro de la plaza, frente a la casa consistorial.
Villa Manola
Dirección: Barrio de El Redondo, s/n (Colombres)
Esta coqueta casa de indianos no se encuentra dentro del recorrido oficial de la ruta, pero ya que el itinerario pasa por delante, te recomiendo parar a contemplarla.
Según me contó Teresa, su actual propietaria (¡gracias!), fue construida por D. Manuel Rodríguez en 1913. Manuel nació en 1874, y a los 19 años se fue a Cuba, donde se dedicó al comercio. Con el transcurso de los años regresó a Colombres y se casó con Manuela Caso Ducheint.
Actualmente es un alojamiento turístico (cuatro apartamentos), para cuyo uso fue adaptada hace años por sus actuales propietarios.
4. La Casa Roja
Dirección: Barrio de El Redondo, s/n (Colombres)
La Casa Roja (o Villa Teresa) es una de las más representativas y vistosas, por su tamaño y color, de todo el conjunto de casas indianas de Colombres.
Eduardo Sánchez Escalante, indiano en Cuba, la mandó construir en la primera década del siglo XX al maestro Manuel Posada Noriega.
Su estilo es ya más barroco que las que habíamos visto hasta ahora, y el interior se encuentra muy bien conservado. Además, en esta casa se introdujo el hierro como elemento novedoso.
Quizás te suene porque aquí fue donde se rodaron muchos de los exteriores de la serie de televisión “La Señora”.
La Mansión del Abuelo
Dirección: Barrio de El Redondo, s/n (Colombres)
La casa de Víctor Sánchez Escalante, quien hizo su fortuna Cuba, es otra de las que no se encuentran en el recorrido oficial de la ‘Ruta de la Huella Indiana’ pero por la que merece la pena detenerse unos instantes.
Víctor, hermano de Eduardo (el dueño de la Casa Roja), regresó de Cuba en 1882 con 38 años, pero la casa no estaría terminada hasta 1883.
Llama la atención su aspecto más recogido y tradicional así como la galería central sobre la puerta de entrada.
5. La Casa de Piedra
Dirección: Barrio de El Redondo, s/n (Colombres)
Aunque ella nunca estuvo en América, Ana Sánchez Escalante (hermana de Víctor y Eduardo) encargó, en la década de 1920, la construcción de la monumental Casa de Piedra con el dinero que le enviaban sus hijos desde allí.
De estilo montañés (típico de Cantabria), llaman especialmente la atención las dos torres (que simbolizaban el poder), una cuadrada en la fachada principal, con gran alero y arquería, y otra redondeada en la fachada trasera.
Desde 2004 este edificio es la Casa de Cultura y la biblioteca municipal, por lo que el interior se remodeló para adaptarlo a las necesidades de estos servicios.
6. La Finca las Raucas
Dirección: C/Bragada (Colombres)
Manuel Ibánez Posada encargó a Eduard Brudard la edificación de su casa en Colombres hacia 1888, tras haber ganado gran notoriedad en México, donde hizo su fortuna con negocios de algodón y textil.
Fue uno de los indianos con mayor relevancia de quienes emigraron a América, ya que fue fundador del Banco Mercantil Mexicano (actual Banco Nacional de México) y del Banco Hispano-Americano, del que su hermano Luis Ibáñez Posada llegó a ser presidente.
La Finca Las Raucas es una casa sobria de volúmenes regulares cuya arquitectura y decoración conecta con el estilo tradicional de los palacios y casonas rurales.
7. La Casa de los Leones
Dirección: C/Badalán (Colombres)
Si caminas despistado por Colombres puede que pase desapercibida ante tus ojos, ya que a diferencia del resto de casas indianas, ésta se encuentra encajonada entre otras construcciones.
Pero si así fuera te estarías perdiendo una de las paradas más especiales de toda la ruta, ¡o al menos a mí me lo parece por ese aire tan oriental!
Su dueño fue Francisco Sánchez Villaverde (aunque quien puso el dinero fue su padre). Data de 1897 y consta de dos cuerpos principales: uno poligonal con una galería rematada en una exótica cúpula de zinc, y el otro prismático con una terraza en la parte superior y un león sobre el dintel, elemento del que toma el nombre el palacete.
8. La Solana
Dirección: C/Francisco Sánchez Noriega (Colombres)
Pocos metros más allá nos encontramos con La Solana, edificada en la década de 1920 para Ulpiano Cuervo Sola en la encrucijada de las calles Francisco Sánchez Noriega y Concejo de Llanes.
Tiene influencias regionalistas y montañesas, y el componente más vistoso de la construcción es la torre que hay en una de las esquinas.
Actualmente la han reconvertido en un alojamiento turístico con varios apartamentos. Como ves, ésta es una opción muy utilizada por los actuales propietarios de casas de indianos, ya que sin rendimiento económico, es muy difícil hacer frente a su conservación.
9. Las Casas Gemelas
Dirección: C/Lamadrid (Colombres)
Florencio Noriega encargó esta espectacular y simétrica obra a finales del siglo XIX. Personalmente, una de las que más me impresionó por su originalidad.
Se trata de dos edificios gemelos ubicados en un solo volumen, un trabajo sobrio pero tremendamente llamativo gracias a las dos buhardillas voladas que hay sobre los ventanales de los pisos superiores.
Forjadas en la verja de la entrada podemos ver las iniciales “F.N.” de Florencio Noriega, un elemento habitual en las casas indianas.
10. El Cantu
Dirección: C/Lamadrid (Colombres)
El maestro Manuel Posada Noriega construyó El Cantu, la que sería su propia casa, en la década de 1920.
En ese momento ya había edificado numerosas casas de indianos, así que tomó ideas de muchas de ellas y las reunió en su propio proyecto, creando un popurrí de elementos aparentemente inconexo pero con cierta gracia (o al menos a mí me parece una estructura “divertida”).
Hoy en día es un albergue turístico con una ubicación inmejorable, en pleno Camino de Santiago.
11. La Iglesia Parroquial de Santa María
Esta es la pequeña trampa de la ruta, ya que no es una casa indiana, sino una obra promovida por un indiano para el pueblo, la iglesia parroquial de Santa María.
En el siglo XIV ya existía una iglesia en el mismo lugar que la que podemos observar actualmente. Sin embargo, a finales del siglo XIX, Manuel Ibáñez Posada impulsó su remodelación de la mano del arquitecto Darío de Regollos Molenillo.
La fachada de la iglesia se reformó siguiendo un estilo próximo al barroco, con dos torres con campanario de apariencia monumental, y en el interior se añadió la capilla de la Virgen.
12. La Quinta Buenavista
Dirección: C/Badalán (Colombres)
La construcción de la Quinta Buenavista se remonta a 1899, tal y como reza la verja de entrada a la casa.
Fue un encargo de Luis Caso Rodríguez, emigrante a Cuba, y aún se encuentra en manos de la familia. Tristemente, en 1979 un rayo provocó un incendio que terminó con parte del interior de la casa, no afectando a la estructura y las fachadas.
Cerca de allí se encuentra la finca Las Palmeras, con un largo acceso custodiado por numerosas palmeras, algo nada habitual en las construcciones indianas que, aunque sí contaban con palmeras en sus jardines, las entradas solían estar flanqueadas por plátanos de sombra.
13. Villa Delfina
Dirección: C/Cruz (Bustio)
José Egüen Otazabal emigró a Puerto Rico y dedicó parte de su fortuna a construir Villa Delfina en 1921, aunque la obra no se completó hasta 1925.
Eligió un emplazamiento elevado del pueblo de Bustio, y el arquitecto santanderino Mariano Deogracias Lastras se encargó de diseñar una casa de estilo regionalista montañés
Volvemos a encontrarnos una torre que referencia el nuevo estatus social del indiano, con extensos aleros de madera que vuelan sobre una casa que parece querer emular la apariencia de las casonas hidalgas y de los palacios barrocos.
14. La Quinta de Villanueva
Dirección: Villanueva
En 1908, Cándida y Joaquín Ibáñez mandaron construir la Quinta de Villanueva al maestro Manuel Posada Noriega.
Su periplo por América fue agridulce. Primero se fueron a Chile, donde hicieron fortuna con una tabacalera. Sin embargo, todo se torció cuando a Joaquín Ibáñez le propusieron un suculento negocio en México. Los pozos de petróleo en los que iba a invertir resultaron ser pozos de agua y, según dicen, a Joaquín lo asesinaron allí.
La fachada de lo que actualmente es el Hotel Quinta de Villanueva es de apariencia ecléctica, una mezcla de estilos clásico, barroco y regionalistas.
15. La Palmera
Dirección: Carretera AS-434 (Noriega)
La última de las casas de la ‘Ruta de la Huella Indiana’ es La Palmera, en el pueblo de Noriega.
No he encontrado más información acerca de ella que la proporcionada en el folleto de la ruta, ¡una pena! Lo único que te puedo contar es que se cree que, por su parecido con otros trabajos suyos, fue obra del maestro Manuel Posada Noriega.
También que es de estilo ecléctico, y que su interior ser encuentra en muy buen estado de conservación, al ser de las pocas que están habitadas.
Red de Municipios Indianos del Cantábrico
El concejo de Ribadedeva pertenece además a la Red de Municipios Indianos del Cantábrico (Indianos del Norte) junto con Boal (Asturias), Comillas y Medio Cudeyo (Cantabria) y Pradoluengo (Burgos – Castilla y León).
Se trata de regiones donde la emigración a finales del siglo XIX o principios del XX fue notable y relevante, dejando constancia a través, entre otras cosas, del patrimonio histórico-artístico que son las casas de indianos.
Esta asociación busca promover el estudio de la historia y la cultura indianas, así como la conservación, divulgación y puesta en valor de todo ese patrimonio material e inmaterial.
¿Conocías la Ruta de la Huella Indiana de Colombres?
¿Sabes de algún otro pueblo asturiano que cuente con un legado indiano parecido?
Fuentes:
“La emigración asturiana a América”, de Germán Ojeda y José Luis San Miguel (Los Cuadernos del Norte – Monografías 2, ‘Indianos’)
2 comentarios
Me ha encantado el post: lo bien documentado que está todo el fenómeno de los indianos, las opiniones tan interesantes sobre las casas y su entorno, además por supuesto de las fotos que reflejan perfectamente toda su belleza y esplendor. Fantástico!
Jolin, ¡muchas gracias Dani! Me alegra infinito que te haya gustado. ¡Un abrazo muuuuy fuerte!