Emprender en el occidente de Asturias no es tarea fácil. En una zona tan rural como ésta lo diferente, todo aquello que se sale de lo que la gente está acostumbrada a ver o vivir, se suele contemplar como algo negativo y suele despertar las críticas más recelosas.
Por eso, cuando en 2011 se inauguró el ‘Restaurante Regueiro‘ en Tox, un pequeño pueblo del concejo de Navia ubicado a escasos 2 kilómetros de Puerto de Vega, eran pocos los que confiaban en que el proyecto fuese a tener futuro.
Parecía la idea loca de un joven chef con ganas de comerse el mundo, con mucho talento y potencial pero con los pies unos centímetros por encima del suelo.
Sin embargo Diego no tardó en demostrar su gran habilidad a los fogones y en hacerse un hueco entre los cocineros más prometedores de Asturias, lo que despertó el interés de todo el panorama gastronómico asturiano, que se acercaba hasta allí para ver qué era lo que estaba haciendo.
¿Quién sería el loco que abre un restaurante en el cada vez más despoblado occidente de Asturias y que encima consigue cierto éxito?
Diego Fernández se forjó en las cocinas de El Puerto (Gijón), Casa Gerardo (Prendes – Carreño), La Salgar (Gijón) y Casa Marcial (Arriondas – Parres), lo que le permitió conocer los entresijos de algunos de los restaurantes con más renombre de la región y por supuesto aprender de ellos.
Supongo que sería precisamente esa influencia de cocina tradicional sumada al miedo a lo que podía pasar debido a la complicada ubicación del local y a la clientela de la zona, lo que le llevó a comenzar elaborando platos más sencillos y clásicos.
Sin embargo, pronto empezó a innovar y a virar su forma de cocinar hacia un estilo más personal y arriesgado hasta llegar a los platos con influencias asiáticas, mexicanas y peruanas que podemos disfrutar en la actualidad.
Recuerdo que en nuestra primera visita al ‘Restaurante Regueiro’, pocos meses después de la apertura del restaurante, comimos unas croquetas y pescado en un comedor vacío y recuerdo también que pese a ser una cena muy correcta en un ambiente bastante agradable salimos pensando que no tardaría en cerrar, creíamos que el ya no tan olvidado occidente asturiano terminaría por ahogarle…
Afortunadamente nos equivocamos y seis años después aquí estoy escribiendo este post.
Se trata de una cocina “a pecho descubierto” como él mismo dice, “de sabores, sencilla pero no simple” ya que Diego está obsesionado con el gusto y el equilibrio de sus platos.
Una cocina valiente y atrevida, de sabores intensos y para algunas personas (entre las que me incluyo) de texturas arriesgadas, con infinidad de contrastes y matices, que busca despertar sensaciones y que lo consigue magistralmente.
Para lograr la calidad en los platos utiliza materia prima de gran calidad, la mayoría de proveedores locales, así como grandes dosis de originalidad, lo que le ha permitido crear, junto a su equipo, una propuesta novedosa y única en la escena gastronómica de Asturias y que le ha llevado a ganar diferentes premios, entre los que destaca el codiciado Sol Repsol.
El comedor del restaurante es amplio y elegante, está decorado en madera, tonos crema y blanco. Las mesas son grandes y las sillas muy cómodas, perfectas para una larga cena.
En Regueiro ofrecen tres menús que se sirven a mesa completa y que varían según temporada o disponibilidad de productos además de varias sugerencias fuera de menú:
* IVA incluido
En nuestra segunda visita nos dejamos recomendar por Diego, que nos sirvió lo siguiente:
• Croquetas cremosas de bechamel con jamón (como aperitivo)
• Ravioli de guiso de calamar, pil pil, ajo negro y guindillas
• “Black chili crab” (estofado de centollo y calamar, tomate, pimienta negra, jengibre, chile seco, gewurstraminer y puntillas ahumadas – Cangrejo de concha blanda frito en tempura)
• “Curry rojo de callos de bacalao” (ralla a la brasa en su jugo y lima kaffir)
• Ensalada de papaya verde e ijada de atún azul
• “Pato Mole Pekín” (Dim Sum de pato lacado de pato pekinés, mole poblano, barbacoa picante, maracuyá y naranja sanguina)
• Café, leche ahumada y avellanas
Pese a que yo no soy una gran admiradora de este tipo de sabores, con picantes y texturas que personalmente me resultan muy difíciles y no sé si alguna vez llegaré a tolerar del todo, la comida está toda muy buena, con sus más y sus menos que como digo responden más que nada a gustos personales que a otra cosa.
Sí que es verdad que otros puntos como es el caso del baño serían mejorables, ya que está en el piso de abajo y hay que entrar en el bar para acceder hasta él. De todas formas es algo que queda relegado a un segundo plano cuando se come tan bien como aquí…
2 comentarios
Pues no se como estará de sabor, pero todos los platos tienen muy buena pinta y son muy bonitos. Eso sí, no son platos de cocina tradicional, pero a mí, de vez en cuando ya me gusta probar esta cocina, para saborear algo diferente
Pues de sabor muy diferente a todo lo que suelo comer pero riquísimo jeje Como dices está genial para salirse de lo tradicional :)