El plan que te propongo en este post es perfecto si lo que te apetece es disfrutar de la capital de Asturias de una forma alternativa. ¡Nos vamos a recorrer los murales de arte urbano de Oviedo! Veremos un museo al aire libre, sin colas, sin aglomeraciones y gratuito.
Porque sí, el centro de Oviedo está inundado de obras de arte (más allá de iglesias, estatuas y edificios históricos) que suelen pasar desapercibidas para quienes visitan la ciudad, pues pese a estar a tiro de piedra de lugares muy turísticos, la mayoría no se encuentran en las principales vías de paso.
Además es una actividad fantástica para realizar con niños y/o adolescentes, así que decide si quieres hacer el tour solo o acompañado, ponte calzado cómodo y abre bien los ojos, ¡porque Oviedo aún tiene muchos secretos escondidos que descubrir!
Parees Fest, la chispa de color que necesitaba Oviedo
Como en el caso del barrio del Oeste de Salamanca, la aparición de todas las pinturas que forman la ruta que te voy a mostrar no es fortuita. Detrás hay personas con muchas ganas y empeño por darle una nueva vida a espacios deteriorados.
En el caso de Oviedo esa iniciativa se llama Parees Fest (Parees significa paredes en asturiano), y es el Festival de intervención mural de Oviedo, organizado por la ‘Fundación Municipal de Cultura’ y ‘Difusor’, con Edu Crespo a la cabeza (“creador multidisciplinar, agitador cultural y diseñador gráfico”, según reza en su web).
El punto fuerte de este proyecto es la forma en la que se ligan el arte y la cultura, democratizando ambos sacándolos a la calle, creando obras de gran valor cultural y social al alcance de todo el mundo.
Para ello trabajan con piezas de gran formato integradas en el contexto de cada zona y, lo que es más importante, consensuadas con cada barrio para que la obra satisfaga a los vecinos y el ambiente en que se desarrolle el trabajo sea el mejor posible.
Desde Parees Fest se trabaja mediante procesos participativos, y se desarrollan además actividades culturales y lúdicas paralelas así como talleres con los que se trata de hacer partícipe del festival a toda la ciudad.
Este año sin embargo, las actividades paralelas han tenido que ser canceladas debido al COVID-19, quedando el festival reducido exclusivamente a la pintura de los murales.
Una figura clave es la de las mediadoras artísticas (labor realizada por Raposu Roxu), ya que intervienen en la fase de ideación de los procesos artísticos entablando una conversación necesaria entre los artistas y el tejido social para crear obras valiosas con las que ambas partes estén conformes.
Tras acordar los temas y de que la organización seleccione los espacios, los artistas, llegados de diferentes partes del mundo (aunque con el foco puesto siempre en el talento asturiano), realizan sus murales mediante diferentes técnicas: ilustración en muro, intervención abstracta, graffiti, técnica mixta, etc.
Recorrido por el Arte Urbano de Oviedo
Nuestro paseo comienza en el mural de Clarín (Santa Clara, 1), realizado por Tween Muizen (Galicia) en la edición de 2018.
En él podemos ver a Leopoldo Alas con una pluma en la mano y una representación de algunos elementos de su novela más emblemática, La Regenta -ambientada en un Oviedo al que él llamó Vetusta-.
La Catedral de San Salvador, abanicos (que representan la feminidad) y, como no podía ser de otra forma, la figura de Ana Ozores, son los protagonistas en esta obra.
Desde aquí cruzaremos toda la zona comercial de Oviedo hasta llegar a la divertida creación de Susie Hammer (Pepe Cosmen, 1) para el festival de 2017.
La autora suele utilizar formas infantiles y colores vivos en sus trabajos, y en esta ocasión no iba a ser menos. Emplea un vibrante color naranja para hacer su propia versión de un animal característico de la fauna asturiana: un zorro que utiliza el túnel anexo como madriguera.
Si atravesamos el túnel, a mano derecha (Nicolás Soria, 3) podremos ver un muro alargado con los trabajos de Job Sánchez, Laura G.F., Unaalome y Dask Vega para la edición de 2017.
A continuación seguiremos hasta alcanzar la obra de Anna Taratiel vs Ovni (Lorenzo Abruñedo, 24), una colorida abstracción geométrica realizada en 2017 en la fachada de un bloque de viviendas.
Los vecinos pidieron expresamente que se hiciera una reinterpretación de la centralilla de Hidrocantábrico que había en Ciudad Naranco, demolida hace años a pesar de la oposición vecinal.
Si nos quisiésemos alejar un poco más del centro de Oviedo podríamos llegar al trabajo que realizó Bitxo para la edición de 2017 (Plaza Juan Pablo II), o también al de Spogo ubicado en un extremo de la estación de autobuses (Ramón Prieto Bances).
Este último representa un vagón a modo de engranaje y está integrado a la perfección en el contexto de la zona en que se encuentra. Tristemente, cuando yo me acerqué para fotografiarlo, algún irrespetuoso con una concepción muy pobre del arte lo había estropeado pintando encima.
Continuando por la acera derecha de la calle General Elorza (en sentido descendente) nos encontraremos, en una calle semipeatonal (Alfonso III El Magno), con una serie de pinturas de Bastián Prendes.
Se trata de unos soportales pintados especialmente para la Noche Blanca con pintura fotoluminiscente, de manera que se puede interactuar con la obra mediante linternas y punteros láser, realizando trazos que alteran momentáneamente la apariencia de la pared.
Otro aspecto interesante es que este mural es un homenaje a Hilma af Klint, pintora abstracta muy poco reconocida de finales del siglo XIX y principios del XX.
El trabajo de Agostino Iacurci (Avenida Pumarín, 11) en 2017 para el barrio de Pumarín me parece uno de los más chulos.
Esta zona era antiguamente una gran pomarada (pumarada en asturiano) a las afueras de la ciudad. De ahí su nombre, Pumarín, y de ahí que el pumar (manzano) haya sido el elemento elegido por este artista para homenajear este espacio.
Muy cerca de allí, frente al Campus del Milán, se encuentra el mural de Creatura (Fernando Vela, 10) para la edición de 2017; y un poco más apartadas están las obras de Asociarte -Eleman, Neñu y Xav- (Avenida Pando, 24) y Luc Bueno y Nikita Rodríguez (Manuel de Falla, 13).
Otra de mis pinturas favoritas es la que Colectivo Licuado (Amparo pedregal, 11), de Uruguay, hizo en 2018: un mural muy elegante de gran formato que representa a Las Pandereteras de El Remediu.
Esta agrupación de mujeres es conocida por entonar letras feministas y reivindicativas, por eso, se decidió representar la importancia del grupo y no del individuo, el valor de la colectividad.
Es por eso que se les tapó las caras con las panderetas, que también son una metáfora de la luna, símbolo de la feminidad.
En 2019 los neerlandeses Hedof & Joren Joshua (Tenderina Alta, 55) realizaron uno de los murales más grandes de todas las ediciones, compuesto por dos paredes unidas y dos diseños diferentes pero bajo un mismo estilo.
En él se escenifica uno de los deportes tradicionales asturianos más singulares: la corta de troncos con hacha y tronzón.
“… consiste en cortar un tronco de 2 m en cuatro ‘tocones’ o trozos de unos 30 cm con un tronzón o sierra. Al finalizar los cuatro cortes, un cortador de la pareja cortará con un hacha los trozos a la mitad, y el otro abrirá esos ‘tocones’ en 8 astillas cada uno, para después apilar las 32 astillas en una torre que ha de mantenerse en pie. La prueba finaliza cuando los troncos están partidos con el hacha y la torre está acabada. Si el equipo parte más de 32 astillas, quedará descalificado.” (Asturias.es)
El trabajo de Taquen (Darío Regoyos, 25) es otro de los que más me flipa, sobre todo por lo bien camuflado que está en el muro. No es especialmente llamativo si no sabes que está ahí, y ahí precisamente está la gracia.
El objetivo del mural es hacernos reflexionar sobre el lobo y su integración en el entorno y en la naturaleza. Un homenaje a uno de los animales más controvertidos y con peor fama de Asturias.
Aquí te muestro solo un pequeño fragmento, porque la pared es bastante larga y merece la pena que la descubras por ti mismo.
Siguiendo la calle en sentido ascendente y cruzando la carretera de la Ronda Sur nos encontraremos frente a esta preciosa y emotiva pintura de Elisa Capdevila (Goya, 1).
Pretende reflejar momentos cotidianos de la vida como puede ser éste de la maternidad: un beso tierno de una madre a su bebé. Sencillo y lleno de sentimiento, ¡o al menos a mí ahora mismo me emociona mucho!
Al final de la calle Carlos Asensio Bretones, pegado a la Ronda Sur, podemos disfrutar de dos trabajos contiguos realizados en 2018.
Por un lado el de Alfalfa (Venezuela), que celebra la mitología asturiana con esta figura mitad xana, mitad cuélebre en la que se utilizan las líneas y el claroscuro para crear volumen.
Justo al otro lado de la medianera nos espera la colorida obra de Kruella d’Enfer (Portugal), un grito al cuidado de la naturaleza donde el protagonismo se lo lleva un gran oso pardo.
Éste aparece acompañado además de plantas típicas de la flora silvestre asturiana, como son las bayas que forman parte de dieta del propio oso.
No es muy grande, pero sí que es llamativa gracias a los colores vibrantes que utilizó la artista y que nos trasladan a un mundo de fantasía. A su vez, con ese oso “vacío” pero lleno de estrellas, nos invita a recapacitar acerca de su estado en peligro de extinción y la importancia de protegerlo.
La última parada de este recorrido por el arte urbano de Oviedo la haremos volviendo hacia el casco histórico, en los Jardindes de la Rodriga.
Allí, Nego Graf y Marcos Ornosa dejaron su huella en 2017, en un muro pegado al edificio del seminario.
Además, en 2018, se desarrolló el Taller de muralismo para personas mayores de 65 que dio lugar al mural “Parees que falan” y que se encuentra justo al lado del ascensor que comunica con la calle Campomanes.
Si el recorrido se te ha quedado corto siempre puedes ampliarlo acercándote a otros murales que están más alejados del centro de Oviedo pero dentro de la propia ciudad. Eso sí, necesitarás transporte o muchas ganas de caminar. Aquí te dejo una lista:
• Taller de muralismo para familias: Ubicado en el Parque de Invierno, es una de las actividades más bonitas del festival. Está inspirado en la colorida obra de Kruella d’Enfer y en la vegetación.
• Paint Pression -Brus, Sonek y DMS1- (Asturias): En 2017 este colectivo realizó sus pinturas en el barrio de Montecerrao (Nava, 4) para reivindicar el valor artístico del graffiti.
• Andrea Ravo Mattoni (Italia): La recreación de ‘El triunfo de Baco’, de Velazquez, que podemos ver en la calle Fuertes Acevedo, 110 simboliza la reconexión de los museos y el arte clásico con las calles.
• Catalina Rodríguez Villazón (Asturias): En la calle Celestino Álvarez se puede visitar el muro dividido en tres partes en honor a Margarita Salas y sus descubrimientos sobre el ADN y la Polimerasa que Catalina Rodríguez Villazón pintó en 2019.
• Udatxo (País Vasco): Junto al HUCA (Rosales, 7), en un lateral del Bar Guillén, se encuentra uno de los murales más chulos de todas las ediciones. Es una obra de 2019 y en él se puede ver a la artista fotografiando una calle donde hay una niña junto a un anciano y dos coches. También aparece la palabra “Bar”, que ya estaba previamente escrita en el muro e incluso se conservó el color original de la fachada.
• Mina Hamada (EEUU): Esta artista pintó la fachada del C.P. Poeta Ángel González (Molín de Toro, 1) basándose e inspirándose en dibujos que los propios niños del colegio le entregaron. Una obra supercolorida y alegre, muy acorde al lugar donde se encuentra.
Fuera de la ciudad de Oviedo, pero dentro del concejo, también puedes visitar las siguientes obras:
• Matth Velvet (Francia) en Olloniego: Una obra de 2019 que recuerda el pasado minero de este pueblo.
• Rock Blackblock (Cataluña) en Trubia: Este mural evoca la historia industrial de Trubia -la fábrica de armas, la forja- y su relación con la vida social de la comunidad -el casino, la música, la cultura-.
• Xav (Asturias) en Tudela Veguín: El cantante ovetense Tino Casal es el protagonista de este interesante mural integrado en la pared de ladrillo visto.
Descubrir (o redescubrir) el arte urbano de Oviedo y la cultura asturiana través de él es una opción genial si lo que quieres es disfrutar con tranquilidad del patrimonio artístico más alternativo mientras paseas.
Y es que el Parees Fest ha llegado para demostrar que otras formas de consumir arte son posibles, y que un turismo urbano más consciente con el entorno también.