Hoy te quiero hablar de una ciudad de esas que realmente sorprenden, de las que te dejan sin aliento por un instante al conseguir que te imagines en otra época totalmente distinta a la tuya pero sabiendo que ese sentimiento es irreal y que éste se debe al duro trabajo de muchas personas que lucharon y luchan por el mantenimiento, conservación y reconstrucción de una ciudad tan especial. Te estoy hablando de la ciudad de Carcassonne, una verdadera joya arquitectónica en el sureste de Francia.
Carcassonne pertenece a la región de Languedoc-Roussillon, más concretamente a la provincia del Aude, en el denominado País Cátaro (nombre con el que se denomina a la región que abarca el conjunto de fortalezas que se extienden por esa zona) y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
Los orígenes de la ciudad se remontan a época romana, aproximadamente en el S.VI a.C, cuando se construyó la primera fortaleza que dominaría la colina, hoy ocupada por la ciudad amurallada.
Pese a lo que pueda parecer, Carcassonne es una ciudad hiperturística, abarrotadísima de gente y prácticamente instransitable durante los meses de verano, algo que reduce en cierta medida su atractivo y que complica cualquier visita que pretenda ser tranquila. Mi recomendación es que si tienes la oportunidad evites esos meses (de mediados de Junio a mediados de Septiembre) o que en caso de no tener opción planees tu visita para primera hora de la mañana.
La entrada a la ciudad amurallada es gratuita, así que si no quieres gastar más de lo debido, puedes dedicarte simplemente a pasear por sus callejuelas y curiosear en la infinidad de tiendas de alimentación y antigüedades que hay por la fortaleza (yo, ferviente devoradora de chocolate, aluciné con las tiendas de “llambionadas”, = deliciosos manjares dulces en asturiano, que había repartidas por todas las calles).
Si lo prefieres también puedes optar por entrar al castillo (algo que considero que merece mucho la pena), para lo que tendrás que pagar una entrada de 8,5 € (como siempre, hay descuentos para estudiantes, niños, etc.)
Además de visitar los numeroros castillos de la zona del País Cátaro también puedes optar por dedicar una parte de tu visita a pasear por la rivera del bucólico Canal du Midi, un canal que une el río Garona (desde Toulouse) con el mar Mediterráneo (hasta Sète); a nosotros no nos dió tiempo y nos hubiera encantado hacer un pequeño recorrido en bici, algo que nos apuntamos para nuestra próxima visita. Si lo prefieres también hay barcos que se dedican a hacer recorridos turísticos por sus aguas.
3 comentarios
A mi me encantó. Fui hace como 14 años, pero de pasada de camino a Italia. Dimos una vuelta y desayunamos dentro de la cité. Estoy deseando volver con la furgo y quedarme por la zona unos días.
La zona es preciosa para pasar 3 días o así, ¡a mi también me hubiera encantando poder dedicarle más tiempo! :) Un abrazo!