Generalmente suelo acertar con los hoteles en los que me alojo. Hago un trabajo previo de investigación y documentación tan grande, que una vez allí sólo tengo que relajarme y disfrutar porque sé que, salvo contratiempo (o engañifa) que se escape a mi control, me va a gustar.
Sin embargo, muy pocas veces me ha pasado lo que en esta ocasión, y es que ha sido llegar a casa, echar la vista atrás para recapitular cómo fue nuestro fin de semana para contártelo y ponerme un poco melancólica…
Melancolía, esa ha sido la sensación que me ha inundado al recordar un fin de semana memorable en el Hotel Rural Valleoscuru.
Relax y gastronomía deliciosa en el Hotel Rural Valleoscuru
El Hotel Rural Valleoscuru se encuentra en Tresgrandas, una pequeña población del concejo de Llanes, en el oriente de Asturias. Está regentado por Rosalina y Alberto, propietarios del hotel desde el año 1998, ¡casi nada!
Una veteranía que se ve reflejada a la hora de dirigir el establecimiento en el trato hacia el cliente, al que hacen sentir como en casa en todo momento.
Además, como grandes conocedores de la zona, ofrecen toda la información turística que necesites para aprovechar tus días al máximo, así que no dejes de escuchar sus recomendaciones, porque merecen muchísimo la pena (recuerda pedirles que te saquen un poco del típico circuito turístico, ¡aprovecha!)
Las instalaciones cuentan con aparcamiento gratuito además de disponer de diferentes zonas comunes como la salita con chimenea y con una cristalera preciosa desde donde es un lujo ver llover, el salón con bar, la terraza exterior o el comedor.
El hotel cuenta con 11 habitaciones nombradas a partir de diferentes personajes de la mitología asturiana: la llavandera, la guaxa o el papón – que fue la nuestra – entre otras.
Todas están súper limpias y equipadas con todo lo necesario (calefacción, TV, baño con artículos de aseo, secador, calefactor, etc.) y aunque sí que es cierto que la decoración quizás necesite una pequeña “modernización”, las camas son muy cómodas y el ambiente es más que agradable, así que el descanso está garantizado.
Es en el comedor donde se sirven los sabrosísimos desayunos caseros compuestos por bizcochos, tostadas, mantequilla, mermeladas – elaboradas por ellos mismos -, tomate, aceite, zumo de naranja natural, café y Cola Cao, además de las deliciosas cenas formadas por un primer plato, un segundo, postre, bebida (agua, sidra o vino) y pan.
Las raciones son bastante amplias y es prácticamente imposible quedarse con hambre (y eso que por aquí somos de comer mucho y bien). Nosotros probamos, en dos días diferentes, las rabas, los quesos de Vidiago, la ensalada templada de gula y champiñones, la crema de calabaza, el entrecote, los fritos de merluza, el churrasco, el lomo adobado, la tarta de mandarina y chocolate blanco y la mousse de limón… ¡y estaba todo para chuparse los dedos!
No sólo cocinan estupendamente, sino que muchos de los productos con los que elaboran esos platos provienen de su huerta, donde cultivan maíz, fabas, lechugas, calabacines, tomates, judías verdes, berzas, cebollas y berenjenas.
También elaboran su propio vinagre, su dulce y su propia sidra con manzanas provenientes de sus pomaradas ecológicas.
Aprendiendo a elaborar sidra ecológica Valleoscuru
Su pasión por la sidra es tal que hasta ofrecen un paquete especial denominado “Temporada de la sidra” (más información aquí) que se puede disfrutar todos los fines de semana desde finales de Octubre hasta el último fin de semana de Noviembre.
Esta promoción cuesta 165 € /2 personas (205 € 2 adultos + 1 niño, 250 € 2 adultos + 2 niños) e incluye: 2 noches de alojamiento, desayunos, cenas y una actividad para aprender a elaborar sidra.
La oferta cumple con una nueva demanda muy en auge estos últimos años, el turismo rural de experiencias y más concretamente el “sidraturismo”, un concepto bastante novedoso pero que está teniendo muchísimo éxito entre quienes se acercan a Asturias a conocer más sobre sus costumbres, tradiciones y gastronomía.
La actividad para aprender a elaborar sidra dura unas 2 horas aproximadamente y se desarolla tanto en la pomarada que Rosalina y Alberto tienen a las afueras del pueblo, a una distancia de un agradable paseo recorriendo algunas de las callejuelas de Tresgrandas y caminos rurales.
¡Incluso con un poco de suerte podrás ver corzos como nos pasó a nosotros!, como en las instalaciones que tienen acondicionadas para tal efecto, a escasos 100 metros del hotel.
Allí tienen las máquinas con las que se maya, es decir, con las que se tritura la manzana, para así obetener el zumo al que aquí en asturias solemos llamar sidra dulce y que es habitual degustar en el tradicional amgüestu (magostu o magüestu), una fiesta popular en la que también se degustan cantidades ingentes de castañas asadas.
Una vez se ha obtenido el zumo de manzana, éste se introduce en unos depósitos donde, con el paso de las semanas, se producirá la fermentación. De esta forma el zumo pasa a denominarse sidra y ésta reposará allí hasta Abril.
Tras todo este proceso la sidra se ambotellará y estará lista para su consumo como sidra ecológica Valleoscuru.
Es importante mencionar que, al contrario de lo que mucha gente piensa, los restos sobrantes de manzana no se tiran, sino que se reutilizan para alimentar al ganado y reciben el nombre de magalla, por lo que estamos hablando de un proceso en cadena en el que nada se desecha.
En las fotos de abajo puedes ver cómo primero se cuela el zumo y luego disfrutamos bebiendo un culín de sidra dulce, ¡algo que no hacíamos desde el colegio y a lo que no nos podíamos resistir!
He de decir que ya así estaba buenísimo, así que si tienes oportunidad de catarlo no dejes de hacerlo.