Si en su día seguiste mi andadura por Escocia através de las redes sociales (¿que aún no lo haces? aquí Facebook, Twitter, Instagram), sabrás que hubo un alojamiento de todos en los que estuvimos que nos dejó un sabor de boca algo más especial que el resto, los Eastside Cottages.
En nuestra anterior visita a esta fabulosa tierra de contrastes, decidimos alojarnos en una antigua iglesia (en su día te lo conté aquí), y esta vez, como queríamos volver a romper con “lo normal”, decidimos optar por una granja.
Desde el momento en que vi anunciada la granja Eastside Cottages en la página de VisitScotland, sabía que iba a caer, que en algún momento del viaje nos alojaríamos allí, en los Pentlands (a 20 minutos de Edimburgo), entre caballos, gallinas, ovejas y perros.
¿Por qué alojarse en Eastside Cottages?
La elección resultó ser todo un acierto, además de ser bastante barata (271,6 € 2 personas / 3 noches) y tener cocina (algo muy importante si queremos ahorrar un poco más), la dueña (Susan) fue un encanto, ayudándonos cuando Adán se puso enfermo y permitiéndonos incluso salir más tarde de lo establecido para que nos diera tiempo a descansar después de una noche horrible (sin coste alguno).
Además, a nuestra llegada teníamos preparado un pequeño té de las 5 con sus scones y todo, algo que me hizo muchísima ilusión (después de 5 horas de coche, sin haber comido y con un tiempo horrible no puede ser de otra forma), ¡ah perdón, que no me gusta el té! La cosa fue bien fácil, cambiamos té por Colacao (sí, ese bote de 800g que te eneseñé en su día y que últimamente me acompaña en todos mis viajes) y ya está.
Aunque los Eastside Cottages están bastante aislados (para llegar hay que recorrer 1 milla por una pista de tierra), la casa está perfectamente comunicada con los pueblos cercanos (Penicuik y Peebles) y desde allí podemos visitar lugares tan admirados como la Rosslyn Chapel, hacer el mono con GoApe en el bosque de Glentress o adentrarnos en los Borders para visitar Abbotsford y las abadías de Melrose, Jedburgh o Kelso entre muchas otras cosas.
Lo bueno de ese “aislamiento” es que es un lugar perfecto para descansar e impregnarse de la naturaleza de la zona ya que justo por delante de la granja pasa una de las muchas rutas que podemos hacer por los Pentlands.
2 comentarios
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