Como recordaréis, hace más o menos un mes viajamos a Londres para visitar a Sara y para darle una segunda oportunidad a una ciudad que me había dejado un sabor de boca un tanto agridulce en mi primera visita (allá por 2009).
Vuelo
El vuelo (ida 29 de Noviembre – vuelta 3 de Diciembre) con Easyjet (la única compañía que opera a Londres desde Asturias) nos salió por 85 € persona (ida y vuelta) y transcurrió con total normalidad (y por suerte sin ataque de pánico), así que pasadas las 12 de la mañana ya estábamos cogiendo un autobús de la compañía Terravision con destino Stratford (6£ sólo ida).
Una vez en Stratford, todo lo que tuvimos que hacer fue coger el DLR (Docklands Light Railway) que nos llevó directos hasta la estación de Cutty Sark, a escasos 30 metros de la que sería nuestra casa durante los próximos 5 días.
Alojamiento
Después de preguntarles a dos policías por la dirección que buscábamos, de que nos intentasen mandar al quinto pino y de que por suerte nos fiásemos de nuestra intuición y no les hiciéramos ni caso, nos dimos cuenta de que sólo teníamos que cruzar la calle para llegar a nuestro destino (ya sabéis, ‘momento paletos’).
Como éramos 4, esta vez decidimos alquilar este apartamento en pleno centro del barrio de Greenwich por 190 € persona (4 noches), un precio que aunque a simple vista no parezca demasiado barato (ni demasiado caro), se adaptaba muy bien a nuestras necesidades en ese momento. Como siempre, queríamos algo bueno, limpio, pero esta vez con cocina para ahorrar un poco en comidas y céntrico.
Además, en la parte de atrás de nuestro edificio está St. Alfege’s Park, el antiguo cementerio de la iglesia de mismo nombre, ahora reconvertido en parque, ¡aunque aún conserva las tumbas! Éstas datan del siglo XIX, así que si como a nosotros, os gusta curiosear, leer lápidas e imaginaros historias, echadle un vistazo… Si por el contrario todo esto os parece demasiado tétrico, podéis entreteneros con las ardillas ;)
Por supuesto, Greenwich no se encuentra en el centro turístico de la ciudad (aunque es una zona en auge), pero es un barrio que se vale por sí mismo para todo, pareciendo más un pequeño pueblo que otra cosa y que está perfectamente comunicado con el resto de la ciudad.
Tanto el piso como el barrio cumplieron al 100% (y más) con nuestras expectativas, cambiando totalmente la percepción que teníamos de la ciudad y dejándonos con muchísimas ganas de volver para seguir indagando un poco más.
Primera toma de contacto
Después de abastecernos de comida en el McDonald’s de enfrente y de un merecido descanso en el apartamento, nos reunimos con Sara, que nos enseñó todo lo que teníamos alrededor y que por ser ya de noche (sí, a las 4:30 de la tarde ya no había ni gota de luz) estaba pasando desapercibido para nosotros: el Old Royal Naval College, Greenwich Market, el Royal Observatory, el Museo Marítimo Nacional, el Palacio de la reina, el galeón Cutty Sark y por supuesto, ¡un Starbucks! (y lo bien que nos vino ese “chocolate with cream” de rigor…)
Como punto final a un día bastante intenso y después de rellenar la nevera, nos escapamos otra vez a la calle de enfrente para hacer una visita a ‘The Gate Clock’ , para catar las primeras pintas del viaje… “cheers!!!”