Hoy ponemos punto y final a nuestro viaje por Mallorca, y lo hacemos visitando la playa de Es Trenc, el bar Puro Beach y Cala Pi.
Es Trenc es el único arenal virgen de toda la isla (no sé por cuanto tiempo, porque al parecer hay un proyecto de macro-hotelazo en curso…).
Quizás sea también una de las playas más conocidas y bonitas de toda Mallorca gracias a su arena blanca y su agua azul turquesa, lo que la convierte en una playa muy concurrida.
El coche lo tendréis que dejar en un parking que hay a la entrada y que cuesta 6 eurazos, tarifa estándar para todos los coches sin importar el minutaje, así que lo mejor para que los 6 € os duelan un poco menos, es que aprovechéis bien el día allí… además, tendréis que caminar un poco (no os alarméis, ¡muy poco!) para llegar hasta la playa.
Como ‘tip’, os recomiendo (encarecidamente – salvo que vuestra economía vaya muy holgada -) que llevéis comida y bebida, nosotros no lo hicimos y pagamos la “pardillada” en un chiringuito… no recuerdo muy bien cuánto nos costó la comida (bocadillos), ¡pero había sido algo exagerado!
Ese día teníamos pensado quedarnos a ver el atardecer en Es Trenc, pero nuestros amigos, muy acertados, decidieron llevarnos hasta la terraza de Puro Beach, a las afueras de Palma.
¡Fue todo un acierto por su parte elegir este sitio! Se trata de un lujoso (aunque no exclusivo -o al menos no demasiado caro-) bar/restaurante/piscina/spa (¿?) construído prácticamente encima del mar desde donde pudimos disfrutar de uno de los atardeceres más bonitos de los que hemos sido testigos (si no me creéis, mirad la foto) mientras nos tomábamos una copichuela…
También hay Puro Beach en el Algarve (Portugal), en Montenegro, en Rumanía (en pleno Mar Negro) o en Italia y todos ellos están ubicados en unos lugares increíbles, siempre al borde del mar.
(Fuente: Puro Beach Palma)
Y tras una semana estupenda, nuestro viaje llegaba a su fin, pero nosotros aprovecharíamos hasta el último minuto nuestra estancia en Mallorca, así que esa última mañana nos fuimos hasta Cala Pi, una pequeña cala que se encuentra a unos 40 minutos de Palma, muy accesible ya que al encontrarse en el propio pueblo se puede dejar el coche allí aparcado y acceder por unas escaleras que descienden hasta la arena.
El día no estaba todo lo esplendoroso que nos hubiera gustado y el mar estaba algo turbio, pero nada nos impidió disfrutar de un agradable baño…
Y de esta manera, con toda la pena del mundo, ya sólo nos faltaba embarcar hacia Asturias para poner fin a una semana de 10 y asi ponernos manos a la obra con la organización de nuestro próximo viaje, uno de los viajes de mi vida y del que os hablaré muy muy pronto :)