Las dos siguientes noches nos alojaríamos en el Hotel Maristel, ubicado en Estellencs, en plena sierra de Tramuntana.
Elegimos media pensión (alojamiento, desayuno y cena) porque no sabíamos si habría restaurantes en los alrededores y nos daba un poco de pereza tener que conducir por esas carreteras ya de noche…
Habíamos leído que hacían comida típica mallorquina y que se comía bastante bien, así que nos lanzamos, pero nada más lejos de la realidad, la media pensión fue un gran error; la comida era bastante mala, había poca variedad y lo que había, parecía que había sido recalentado.
Quizás a la carta se coma bien, eso ya no lo sé, pero lo que nosotros comimos (paella y pescado) dejaba bastante que desear…
Además, al final había un par de bares/restaurantes más en el pueblo con unas cartas bastante más apetecibles que nuestros menús ¡y con unas vistas magníficas!
Por lo demás, las habitaciones eran bastante amplias, todo estaba limpio y además teníamos piscina, así que por esa parte no nos podemos quejar.
Comenzaríamos nuestro tercer día en la isla de Mallorca haciendo una breve parada en la Torre de Verger (también denominada Torre o Atalaya de Ses Animes) construída en el S.XVI como edificación defensiva.
Fue rehabilitada hace años, por lo que se puede acceder a su azotea/mirador através de una estrecha escalera y desde allí contemplar unas magníficas vistas de gran parte de la costa de la sierra de Tramuntana.
Se encuentra en la carretera que va desde Estellencs a Banyalbufar, donde realizaríamos nuestra siguiente parada.
Banyalbufar es un pueblo muy pintoresco gracias a sus casas de piedra, a su ubicación al borde del mar Mediterráneo, pero sobre todo a la gran cantidad de bancales que podemos ver desde que entramos en el pueblo hasta que lo abandonamos.
Es el pueblecito que se ve al principio del anuncio de Estrella Damm. Una vez allí, os recomiendo que dejéis el coche por un rato y os dediquéis a callejear o incluso a tomar algo en alguna terraza con vistas al mar, ¡os dejará sin palabras!
Nuestro recorrido continuaría hasta Valldemossa, un pueblo bonito pero saturado hasta los topes de turistas (creo que ya os dije que no me gustan las aglomeraciones…), lo cual lo desluce un poco.
Allí visitaríamos la Cartuja, antaño residencia real y hospedaje temporal de ilustres personajes tales como el músico Fréderic Chopin y su pareja la escritora George Sand, quien aprovecharía su estancia para escribir la novela Un invierno en Mallorca; también el político Gaspar Melchor de Jovellanos o los escritores Rubén Darío y Miguel de Unamuno.
Para acceder a la Cartuja hay que pagar una entrada de 8 € (estudiantes 5,6 €) y si además queréis visitar la Celda de Chopin – Nº4 – tendréis que adquirir otra entrada por 3,5 € (aunque se encuentra dentro de la Cartuja es independiente a ella ya que muchas celdas tienen propietarios aún hoy en día).
Esta celda está considerada como el segundo museo sobre Chopin más completo del mundo tras el de Varsovia.
Antes de continuar con nuestro recorrido hicimos un alto en el camino para bajar a comer a Port de Valldemossa. Aunque no está muy lejos de Valldemossa, para llegar hasta allí tendréis que recorrer la peor carretera con la que nos encontramos en Mallorca (incluso peor que la que nos llevó hasta Sa Calobra), estrechísima y llena de curvas; además, os podréis encontrar con infinidad de ciclistas e incluso con gente practicando escalada a un margen de la carretera…
Una vez en Port de Valldemossa comimos en el restaurante Es Port, donde pudimos disfrutar de un pescado a la plancha delicioso.
Este día el mar no estaba muy apacible, así que apartamos a un lado la idea de pegarnos un chapuzón y proseguimos hasta Deià, un pueblo precioso situado en una pequeña colina.
Os recomiendo que subáis hasta la iglesia (en la parte más alta del pueblo) y deis un paseo por su pequeño pero precioso cementerio… Aunque no hay cementerio más guapo que el de Luarca (¿qué voy a decir yo? jeje), éste le sigue los talones muy de cerca.
Por desgracia no tengo fotos de nuestra parada en Deià, tan sólo ésta sacada con el móvil, pero fiaros de mi y hacedme caso :)
(Foto de Deià desde la carretera)
Como broche de oro a una jornada estupenda paramos a tomarnos una cerveza en el mirador de Sa Foradada mientras disfrutábamos de un atardecer mágico…
Un comentario
Me encanta!