Los dos siguientes días los dedicaríamos a visitar la sierra de Tramuntana. Ésta fue con mucha diferencia la zona que más me gustó de todo Mallorca.
La Tramuntana, merecidamente declarada patrimonio de la humanidad, tiene un encanto especial, con sus escarpadas montañas (la más alta es el Puig Major, con 1.445 metros de altitud) , sus casas de piedra, sus carreteras serpenteantes, sus pequeñas e íntimas calas…
Mi recomendación es que si queréis concocer en detalle todos los rincones que esconde la Tramuntana alquiléis un coche, si no os perderéis la mayoría de los sitios que verdaderamente merecen la pena.
Aunque ya sabíamos más o menos con lo que nos íbamos a encontrar, Sa Calobra fue una de las calas que más nos sorprendió de toda Mallorca.
Para llegar hasta allí es necesario recorrer una carretera con varios cientos (literalmente) de curvas – Sa Calobra significa La Culebra en Castellano – ; de entre todas ellas la más conocida es el Nudo de Corbata (podéis verlo aquí).
Como ya nos habían advertido de que el tránsito de autobuses era bastante intenso durante las horas centrales del día, decidimos madrugar para ahorrarnos el mal trago de tener que cruzarnos con ellos en esas estrechas carreteras (ya os iréis dando cuenta de que no soy muy fan de las alturas…), así que a las 11 de la mañana ya estábamos disfrutando de un refrescante chapuzón en una de las aguas más azules de las que pudimos disfrutar en toda la isla.
Gracias a haber madrugado disfrutamos también de Sa Calobra sin agobio de turistas (que no tardarían más de las 12:30 de la mañana en llegar).
De todas formas nadie nos libraría, a la hora de nuestra retirada, de cruzarnos con varios autobuses que bajaban… aunque no es demasiado agradable tener que arrimarte milimétricamente al precipicio para cederles el paso, si algo tiene el ser una carretera tan serpenteante es que en la mayor parte de los tramos te da tiempo a ver con bastante margen si viene algún vehículo en sentido contrario; os recomiendo precaución y calma…
Para acceder a esta playa es necesario recorrer un interesante sendero que parte del pueblo de Sa Calobra (de donde toma el nombre la playa), que transcurre por el borde del mar y en el que nos encontraremos con varios túneles excavados en la roca de los acantilados. El recorrido está bien señalizado y no es demasiado largo, así que no hay pérdida.
La playa se formó gracias a que es la desembocadura del Torrent de Pareis, un cañón de alrededor de 3 Km de largo constituido por paredes verticales de hasta 200 metros de altura que se puede recorrer a pie durante los meses de verano (el resto del año el flujo de agua es bastante intenso, por lo que se vuelve bastante peligroso).
Seguro que muchos de vosotros con esta serie de posts (a la que aún le faltan un par de entregas) de “Diario de Viaje” se os habrá venido a la memoria el anuncio de Estrella Damm del año pasado (2012), dedicado a la Sierra de Tramuntana…
Os animo a que lo veáis intentando encontrar los lugares de los que ya os he hablado bien sea en este mismo post o en “Mallorca – Diario de Viaje (Parte 1)” y que intentéis que no os entren unas ganas inmensas de visitar la Tramuntana… ¿Esto último es imposible, verdad?
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