Perteneciente a la provincia de León y a la comarca de la Maragatería, Castrillo de los Polvazares es uno de los pueblos más pintorescos en los que he estado nunca.
Situado a escasos 7 kilómetros de Astorga, es un lugar que verdaderamente merece la pena visitar, tanto como si decides hacer una escapada a Astorga o (como fue nuestro caso), si te pasas por León y estás cansado de ver siempre lo mismo.
Castrillo de los Polvazares es un pueblo que no deja indiferente a nadie.
La belleza del conjunto del pueblo reside en la piedra rojiza de las casas así como también en los colores vivos de las puertas, lo que hace que no nos resulte extraño que haya sido declarado en 1980 Conjunto Histórico Artístico.
Los antiguos habitantes del pueblo se dedicaban en su gran mayoría al comercio de vinos y salazones con los pueblos del interior de Galicia.
Si no fuera por los coches y las antenas que coronan algunas casas nos daría la sensación de estar en otra época…
Pero si por algo es conocido Castrillo de los Polvazares y la comarca de la Maragatería es por el “cocido maragato”, y yo, que me encanta todo lo que sean cocidos y potajes, no me podía ir de allí sin probarlo…
Su principal diferencia respecto a otros tipos de cocidos es que se come en orden inverso, es decir, primero la carne (morcilla, gallina, lacón, tocino, oreja, pie, morro y costilla de cerdo) luego los garbanzos (con repollo y ajo) y para terminar la sopa de fideos. Cuentan que el motivo de este orden es que…
“… cuando los maragatos, recorrían las tierras de España como arrieros, llevaban entre los utensilios necesarios para sus largos desplazamientos, una fiambrera circular de madera con su tapa también de madera, donde guardaban en ella porciones de carne de cerdo cocida, que se conservaba fresca cierto tiempo. Al llegar a las posadas o mesones comían primero lo que ellos llevaban en las fiambreras de madera, por supuesto alimetnos fríos, y para terminar y “entonar” sus estomagos pedían al mesonero o al posadero una sopa o caldo caliente.” (Fuente: www.castrillodelospolvazares.net)
Nosotros habíamos leído muy buenas críticas acerca de Casa Coscolo, así que para allí fuimos. No nos pareció caro (aunque tampoco muy barato), el menú, que estaba compuesto por el cocido y unas natillas exquisitas como postre, nos costó 16 € por persona (no estaba incluida ni la bebida, ni el pan, ni el café).
Al terminar de comer nos ofrecieron, por 1 € por persona, un café de puchero ¡que estaba delicioso!