El quinto día nos despertábamos con unas ganas tremendas de comenzar nuestra jornada. Esta vez pondríamos rumbo hacia la isla de Skye, no sin antes hacer una parada en el Castillo de Eilean Donan, uno de los más emblemáticos de toda Escocia.
Pese a que en el siglo XVIII fue prácticamente derruido debido a un levantamiento Jacobita, el castillo fue reformado en 1911, por lo que actualmente se encuentra en unas condiciones formidables. El precio fue de 6 libras. Como consejo/secreto decirte que en la recepción del centro de visitantes hay varias estanterías con folletos turísticos gratuitos, así que es el lugar perfecto para abastecerse de información.
Pese a la mala fama del clima escocés, tuvimos muchísima suerte y éste fue el único día que nos llovió durante el viaje. De todas formas la lluvia no nos impidió pasear y descubrir cada rincón del castillo, eso sí, siempre acompañados de nuestro paraguas…
Continuamos nuestro recorrido hacia Skye, una isla llena de lugares increíbles y de una belleza sorprendente. Como una imagen vale más que mil palabras y cualquier elogio a la isla se quedaría corto, te dejo con las fotos. Si quieres más infromación, puedes consultar el post ¿Qué visitar en Skye? Mis 10 lugares imprescindibles.
Nuestra siguiente parada la haríamos en el pequeño pueblo pesquero de Portree. El puerto es bastante bonito y bien merece una breve parada en el camino.
Proseguimos con nuestro viaje hasta Kilt Rock con sus archiconocidos acantilados. Recibe este nombre ya que se dice que en los acantilados se pueden ver reflejados los colores de las típicas faldas escocesas, denominadas “Kilt”.
Nosotros los colores no los pudimos identificar, pero pudimos disfrutar de las maravillosas vistas y de su vertiginosa cascada. Como dato curioso te contaré, que si visitas Kilt Rock un día con viento, tendrás la suerte de escuchar una extraña melodía, y es que el viento se cuela por los tubos de la barandilla y hace que estos resuenen creando la BSO de Kilt Rock. Si te apetece, puedes escucharlo aquí (minuto 1:30).
Continuamos hasta los acantilados de Neist Point, en la población de Elishader, la última visita del día. Por suerte estaba justo al lado de nuestro B&B así que nos lo tomamos con mucha calma y disfrutamos de un atardecer fantástico.
La noche la pasamos el que sería sin duda alguna el mejor hotel de todo el viaje (y el más caro también), el Carters Rest Guesthouse, del que también te he hablado en Mi experiencia con los hoteles en Escocia.
El sexto día lo dedicaríamos prácticamente entero a viajar. Tras una breve parada de avituallamiento en Fort William y haber recorrido alrededor de 330 Km desde Milovaig a Inveraray, llegamos agotados, así que una vez en allí nos limitamos a descansar en nuestro hotel, el Brambles Guest House, y a dar un pequeño paseo.
Aunque nosotros no tuvimos la posibilidad de dedicar mucho tiempo a este pequeño pueblo, hay varios sitios de interés, como la recreación de una cárcel del siglo XIX (Inveraray Historic Jail), su ‘pequeño’ castillo o, si te apetece tomar algo, The George, un hotel con un pub increíble y que cuando nosotros pasamos por allí, aunque el pueblo estaba prácticamente desierto, estaba abarrotado de gente.