La ruta de las Foces del Pino (PR-AS 31), en el concejo de Aller, es una de las caminatas más chulas y sorprendentes de Asturias.
Su trazado, de 8 kilómetros y 350 metros de desnivel, tiene un propósito claro, alcanzar el estrecho e imponente desfiladero horadado por el río Valmartín en las montañas alleranas.
El Valmartín tiene una longitud de 6 kilómetros y es afluente del río Braña o San Isidro. Además, es hogar de truchas y propició durante años la actividad del Molín de Peón no solo como molino, sino también como batán y central hidroeléctrica.
La ruta se puede empezar desde dos puntos:
1. Desde el pueblo de El Pino, por una pista asfaltada pasando frente a una curiosa fuente, la de la salud, custodiada por una imagen de La Santina (Virgen de Covadonga). Poco después llegaremos al Molín de Peón y desde allí tomaremos una pista a mano izquierda.
2. Desde Felechosa, tras cruzar el puente sobre el río Braña por un camino estrecho muy chulo a mano derecha. Atravesando el bosque El Foyoso por la senda verde hasta el puente’l vao. Desde allí, al igual que si elegimos la opción anterior, llegaremos al Molín de Peón y tomaremos una pista a mano izquierda.
Yo la hice desde los dos sitios, y el inicio que más guapo me parece es, sin duda, el de Felechosa. Además hay mucho más aparcamiento, bares y restaurantes para desayunar o recobrar fuerzas a la vuelta.
Sea como sea, la ida es todo el camino cuesta arriba, llegándose a alcanzar los 942 metros sobre el nivel del mar, y la vuelta todo cuesta abajo hasta el punto de inicio.
Estas hoces son Monumento Natural desde 2001, y forman parte de la Zona de Especial Conservación “Aller-Lena”, perteneciente a la Red Natura 2000.
Las vistas durante todo el recorrido son de gran belleza, ya que la ruta recorre un profundo valle entre bosques de castaños, avellanos, acebos y robles; bosques habitados por corzos, jabalís, zorros, lobos, rebecos, nutrias, mirlos y chovas entre muchos otros animales.
Los prados y las cabañas de piedra se suceden a lo largo del trayecto, creando una estampa casi de cuento salpicada por el ladrido sordo de los perros que pastorean el ganado.
Sin embargo, al alcanzar la parte baja de la garganta, todo cobra un nuevo sentido.
Hasta este punto el trayecto es un ascenso continuo, lo que hace que la ruta sea relativamente exigente. De todas formas la dificultad hasta el inicio del desfiladero es mínima ya que el camino es ancho y se encuentra en bastante buen estado.
Sin embargo, pese a ese buen estado, no es una ruta accesible (sobre todo desde el comienzo del desfiladero), tampoco apta para personas de movilidad reducida o sillas de bebés. Además, la parte empedrada suele estar muy húmeda o mojada, por lo que es fácil resbalar.
El asombro y la fascinación por la hermosura del paisaje son sentimientos comunes entre quienes llegan hasta aquí.
El agua, protagonista indiscutible, ejerce de elemento hipnótico. Su sonido, que es tan ensordecedor que incluso produce eco, la imagen de ese fluir constante, la humedad que te recorre el cuerpo hasta lo más profundo, la enorme potencia de la corriente…
Eso, unido al camino empedrado que transcurre paralelo al torrente, custodiado durante 300 metros por paredes casi verticales de piedra caliza que esconden fósiles de algas y animales marinos de más de 300 millones de años, es una de las estampas más perfectas que mi cabeza podría imaginar.
Debido al momento excepcional que estamos atravesando por el COVID-19 me veo en la obligación de mencionar que, desde este punto la ruta se vuelve bastante estrecha. Por eso, te recomendaría que, si no lo has tenido que hacer antes (hasta aquí considero que, salvo masificación, se pueden respetar los 2 metros entre personas), te pongas tu mascarilla y evites correr riesgos innecesarios o exponer a los demás.
Este itinerario es el que utilizaban (y aún utilizan, aunque en menor medida), los ganaderos para subir a los animales en verano a pastar en las praderías.
Foz. Paso de una ladera a otra de la montaña a través de un horcajo o pasadizo estrecho entre los riscos [Ll.] . Hoz, garganta, desfiladero [Ca.] . Desfiladero por el que pasa un camino [Ar.] . Valle o garganta cerrada y profunda entre dos montes [Ca.] . Angostura de valle profundo o la que forma un río que corre entre dos montes [JH.] .
Saltos de agua y chorros poderosos crean un marco incomparable en la ruta de las Foces del Pino, un entorno privilegiado y bucólico que cualquiera querría recorrer una y mil veces, custodiado por peña La Panda (1790 metros) y el Pico Pandos (1566 metros) en primer plano y Pena Reonda (1836 metros) y el Pico Cueto (1551 metros) un poco más lejos.
La ruta de las Foces del Pino se puede hacer lineal (la oficial) o circular.
Para hacerla circular basta con que, una vez llegado al último puente de madera, “el posaero”, volvamos tras nuestros pasos hasta el puente de madera que hay al inicio de las foces.
Una vez allí, en vez de seguir por el camino de la derecha, que es por donde vinimos, continuaremos por el de la izquierda, todo cuesta abajo y sin pérdida.
Otra opción es unir la ruta de las Foces del Pino con la de las Foces del Ruayer.
Para ello tendríamos que continuar, desde el puente de “el posaero”, por la izquierda dirección Canieḷḷa hasta el collado, después pasar L’Acebal y Carbayalín hasta alcanzar la pista de Vegará. Luego llegaremos a la aldea de Ruayer para continuar hasta las Foces del Ruayer.
La dificultad de esta variante es media-alta, es una ruta lineal de 18 km y de una duración de 6-7 horas.
Si tuviera que decir cuál es para mí la mejor época para hacer la ruta de las Foces del Pino yo me quedaría con el otoño. Aunque es preciosa todo el año, la cantidad de lluvia, los colores de los árboles y el clima de esta estación la vuelven aún más espectacular.
Las fotos de este post son de finales del mes de enero, ¡así que imagínate lo guapísimo que estaría a finales de octubre o principios de noviembre!
Esta ruta la he hecho varias veces, la última junto con varios compañeros y dirigida por Silvia y Sergio, guías de montaña de MSS Mountain, a los que les agradezco infinito sus explicaciones, paciencia, buen humor y profesionalidad.
Si quieres vivir una experiencia diferente en el monte te recomiendo muchísimo que te pongas en contacto con ellos. Están especializados en montaña de España e Italia y además también son dogfriendly.